
Después de un roletazo, esa era mi única opción para avanzar pues ya teníamos un compañero en la primera que me había sucedido con un hit tal y como lo había hecho yo en el turno anterior al de el. El defensa ya se encontraba con la bola enguantada y decidido a pisar la base para ponerme fuera.
Me refiero a la tercera base. “Joceando” cual major leaguer, no me decido si deslizarme o llegar de pie; “Zá, comoquiera es out así que no me deslizaré ná’” Mi cerebro entonces manda las ordenes pertinentes al resto de mi cuero de que "NO SE VA A DESLIZAR EL TIPO". Mi pierna izquierda, aparentemente estaba en otra cosa pues no escuchó el mandato. Mientras todo mi cuerpo se preparaba para frenar y evitar la barrida, la zapatilla, el tenis o gancho o como sea que se llame, se enterró provocando que se me fracturara la fibula justo encima del tobillo. Incluso escuché (se los juro) cuando el hueso estalló.
Luego de llegar al “dogout”, recibir masajes improvisados de gente que no sabía lo que hacía y que probablemente me haya jodido más la pierna, un montón de hielo, un pseudodesmayo, un pique por no aparecer el que me llevaría a emergencias, y todo lo que se le pueda sumar, me encontraba luego de 20 minutos en la flamante sala de emergencias del Hospital Cabral & Báez (es que no andaba con la tarjeta del seguro y el dolor, créanme, era insoportable) y qué odisea.
Cuando llegué, no había una silla de ruedas para recibirme y con quien fui se la tuvo que robar a una señora como de 80 años que le estaban haciendo una vaina en el pecho delante de todo el mundo. Una vez sentado, logré identificar a mi "hermanastro" que es residente allí y las cosas se me pusieron un poco más fáciles de ahí en adelante.
Obviamente, una vez con la vieja cuña, los rayos X fueron una papa pues no tuve que pagarlos ni hacer filas para que me los tomaran. “Bueno pelotero, se le acabó la temporada. ‘Tá rota”. Eso me dijo el bárbaro.
Pero lo que más me llamó la atención de todo lo que me sucedió ese día allá dentro fue lo que aconteció a partir de ahí. No sé como se hacen estas gentes, me refiero a los doctores (por cierto, tengo una hermana y un "hermano" que bien me lo pudieran explicar ¿?) pero a veces, son medio salvajes al tratar pacientes. Una vez adquiridas las placas, me dirigí (o me dirigieron) donde el ortopeda de turno, no sin antes pasar frente a un ciudadano haitiano con el hombro derecho casi junto al izquierdo porque se le dislocó en un accidente de tránsito.
Cuando llego, alcanzo a escuchar a un doctor preguntarle a un paciente que tenía cerca de media hora quejándose de un dolor. Resulta que el tipo tiene problemas serios del hígado .
Doctor: “Y que fue lo último que usted comió?”Paciente: “AAAyyy dioooooooó, que dolor, coño dotor me dueleeeeeeeee”.
Doctor: “Si, pero que fue lo último que usted comió?”Paciente: “Un plato de epaguetiiiiiiiiiii”.Doctor: “El montón de grasa, verdad? Pues aguántese ahí ahora…”
Yoyo: ¿?... Pipo…Doctor2: “Cuál es su nombre?”Yoyo: “Yoyo”Doctor2: ¿? “Aquí no se puede beber refrescos de soda”.Yoyo: “No se podía… ok, que me dice de la pierna? Un vacano allí me dijo que se rompió”.Doctor2: “MMMMmmmmm, bueno eso aquí y en china se opera! Eso es quirúrgico sí!”
Yoyo: “Po ná, vamo arriba”.Doctor2: “Si,pero dejame consultarlo con mi R3 a ver que me dice, pero definitivamente eso hay que operarlo.El tipo se alejó, yo terminé mi Coca Cola y seguía preguntándome por qué son tan crueles esta gente. Apareció otro doctor, mira mis radiografías y me aprieta justo donde tengo la rotura.
Doctor3: “Te duele?”Yoyo: (No buen maricón, fue el brazo que me rompí ahí no tengo nada) “Hay si doc, si”.Doctor3: “Quién le atiende?”Yoyo: “No sé, un chiquito ahí con lentes”.Paciente2: “Ayúdenme!!!!” “Ayyyyyy, ayyyyyyy”.Doctor3: “Estése tranquilo, que eso que usted tiene no lo va a matar y baje la voz por favor”.
Yoyo: (Pero y tueto hijue…..)Decidimos salir de ahí pues si había que operar, en una clínica sería mejor. Salimos lo más pronto posible de ahí para una clínica pues ya el carnet de seguro había llegado y cuado llegamos al ER, el doctor de turno miró las placas y procedió a ponerme un leve yeso.
Yoyo: “Pero no es quirúrgico el caso doctor?”
Prota: “No ombe, eso con 45 días tiene. Tenga, tómese uno de estos cada 8 horas y vuelva a mi consultorio dentro de 10 días a ver cual es la evolución”.
Yoyo: “Gracias doctor…”
¿A quién le creo?