domingo, octubre 22, 2006

El Comienzo (Cont.)

– ¡Pero qué rayos! –

Un hombre con aproximadamente 40 años de edad, estatura de no más de 5 pies, aparente nacionalidad Ghinjana, con barba y bigotes tan blancos como la nieve y vistiendo un abrigo de lana estilo gabardina y pasamontañas que cubría su cabellera, se para frente a su vehículo impidiéndole el paso.

– ¡Tiene que ayudarnos! –

Luego de mirarlo fijamente por unos instantes, haciendo ademán de molestia, y mientras se inclina a recoger el teléfono que tiró debido al susto, le responde.

–Amigo, con toda sinceridad le digo, no ando con dinero y no creo que pueda ayudarme siquiera a mi mismo, así que por favor retírese que estoy algo tarde para… – Al levantar la mirada hacia el frente, el sujeto ya no se encontraba. Se salió del vehículo y buscó por todos lados y no alcanzó ver nadie cerca. Mientras meditaba sobre lo sucedido, el claxon de un vehículo que se había detenido detrás suyo lo hizo volver a la realidad pues la luz ya había cambiado a verde.

– ¿Ayúdenos? ¿A qué se referiría ese anciano con eso? – Con solo 20 años de edad, Danny ya cuenta con un prontuario de historias que bien pudieran ser catalogadas de extrañas. Sus amigos siempre le piden que haga anécdotas de alguna que otra vivencia siempre que coinciden en actividades sociales. La que más fama le ha dado en su corta carrera, es la de un político que terminó su matrimonio porque descubrió que su esposa le era infiel con su guardaespaldas.

Danny luego descubrió que todo habría sido planificado por el mismo pues el era quien tenía una relación con su salvaguardia hacía ya varios años antes del escándalo. – Cuando tu padre es un egocéntrico político gay de 55 años de edad, ¿qué mejor que un amigo estudiante de periodismo para confortarte? – siempre concluía el relato.

Una vez en la cede de la embajada, hace un nuevo intentó por llamar a Mari Fer pero es inútil ya que aparentemente el teléfono móvil de ella está apagado o fuera de servicio. – A veces me siento culpable por dejar que ella fuera a ese infierno de pueblo, pero cuando te enfrentas a esta realidad, es fácil olvidar esos sentimientos –

Danny se refiere a la majestuosa edificación que alberga a la embajada de Ghinjana. Construido a principios del siglo anterior y remodelado a la llegada del actual embajador, el edificio cuenta en la fachada con cuatro columnas de 6 pies de ancho cada una. Las de los extremos miden 20 pies de altura y en la cima de ambas se erigen dos dragones con cuerpos de león representantes de las mascotas del Dios Gnium protector de ese país. Las del centro sostienen lo que aparenta ser una pagoda. Todo el frente está adornado con mármol italiano de Carrara y telones rojos y azules que descienden desde el techo con bordes en oro.

– Dios, nunca deja de sorprenderme este lugar –

Luego de dejar el vehículo al un joven para que lo aparque, se dirige invitación en mano hacia la entrada principal donde se encuentra apostado un dispositivo de seguridad conformado por oficiales Ghinjanos vestidos de civil. Una vez frente al detector de metal y mientras conversa con un apareja que se encuentra justo en la fila paralela, escucha que le solicitan su invitación. Cuando dirige la mirada hacia el portero, palideció en fracciones de segundos: se trataba de la persona que lo interceptara unos minutos atrás en el semáforo.

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lunes, octubre 16, 2006

El Comienzo

Al igual que en las demás capitales del mundo, la mayoría de los habitantes de Methenea proviene del interior del país. Este precisamente es el caso de Daniel Espírraga. Sus abuelos paternos se mudaron jóvenes a la capital con la ilusión darle mejor vida a sus hijos. Luego de años de trabajo, forjaron una compañía licorera que con los años fue consolidándose hasta convertirse en una de las empresas más importantes del país.

Hijo de Don Manuel Espírraga, uno de los empresarios mas influyentes de la ciudad, Daniel solo espera por la presentación de su tesis para obtener el título de periodismo en la universidad central de Methenea. Esto es algo de lo que su padre no se enorgullece mucho al parecer –No entiendo como pretendes manejar el legado de la familia con cuentecitos y chismes de barrio– suele decirle. Aunque no apruebe del todo sus sueños, Don Manuel utilizó sus influencias para conseguirle una posición en el diario más importante y poderoso del país: El Reportero.

Espigado, de pelo muy negro y de semblante pálido, Daniel siempre suele salirse con las suyas. De personalidad alegre y extrovertida, algunos de sus compañeros lo han tildado de Don Juan por la “suerte” que tiene con las mujeres y la forma en la que termina sus relaciones sentimentales con ellas al tiempo que las convierte en mejores amigas; todo un maestro en el tema.

Hace tan solo un año que trabaja en el diario y ya se ha ganado el respeto del jefe de redacción además del cariño de sus compañeros. A pesar de no contar aún con su título, es el favorito para cubrir las actividades más importantes que acontecen tanto en el ámbito político como el social. Una duda que siempre lo atormenta es no saber si se ha ganado esto por meritos propios o por ser el hijo de su padre.

–Nos vemos esta noche en la recepción jefe­–.
–Recuerda Danny, no quiero que lleves acompañante, estás trabajando esta noche, ¿ok? –
–¿Alguna vez lo he decepcionado jefe?­–
–SI, ya lárgate–

La recepción se llevará a cabo en la embajada de Ghinjania en donde se espera que el embajador de ese país anuncie un acuerdo entre naciones. El embajador ya era considerado celebridad y una de las características predominantes en sus recepciones consiste en la gran cantidad de personalidades de todos los estratos que se dan cita. –Espero que en esta ocasión el embajador no sea cachado in fraganti nuevamente–.

Ya en la noche y de camino a la embajada, Danny conduce un lujoso vehículo convertible del año valorado en 135 mil dólares. Lo recibió como regalo de cumpleaños de parte de su madre quién lo escuchara comentar con unos amigos que le habría gustado tener uno. Al principio lo rechazó argumentando modestia pero se vio en la necesidad de sucumbir ante esa postura pues tendría que utilizarlo como parte de otra de sus tretas de conquistador.

Justo a 5 minutos del lugar, decide sacar su teléfono móvil para llamar una amiga. –Pobre Mari Fer– Se dice en tono burlón. El parabrisas delantero refractaba la luz roja del semáforo que detenía su marcha cuando de repente, y saliendo de la nada, alguien se le fue encima.


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sábado, octubre 07, 2006

Neoria - La Llegada (Cont.)

Al fin encontró lo que buscaba: la Smith & Wesson calibre 38 Special fabricada en el 1945 que le regalara su abuelo hacían solo dos años atrás a raíz de un incidente relacionado con ella cuando solo contaba con 19 años de edad. Lo de protectora resultó de un chiste de mal gusto en el que sus compañeros se burlaron haciéndole ver que el arma era tan vieja como “la virgen protectora”.

–¡¿Quién anda ahí he dicho?! –

Pistola en mano y con movimientos calculados similares a los empleados por los agentes de unidades tácticas de la policía, se fue acercando hacia donde creía que provenía el ruido. Erigido a mediados de la década de los 70 con paredes de ladrillo, terminación en yeso y pisos en madera, el hotel Las Brisas alguna vez fue considerado uno de los mas lujosos y confortables del área contando con 5 niveles y 8 habitaciones por nivel excepto el último.

Cada habitación entre el segundo y cuarto nivel cuenta con baño, media cocina y perchero por mencionar algunas características. El quinto nivel tiene solo 4 habitaciones consideradas entonces “Suits de Lujo” con, entre otras cosas, balcón, baño, dos armarios, cocina preparada con refrigerador y despensa. El espacioso lugar alojó varias veces a senadores, diputados y una vez al vicepresidente.

Aunque la administración mantenía en aparente buen estado la edificación, con el tiempo fue deteriorándose hasta el punto que algunas habitaciones que aún conservaban la madera del piso original, ya se notaban huecos de maderas faltantes. Ese era el caso de la habitación 3-2 donde cada vez el ruido se hacía más y más copioso. Esta vez, se escuchaba como si alguien intentara romper una ventana con algún objeto. Luego de identificar la procedencia del sonido, recordó algo que su abuelo le había dicho en una ocasión.

–Nunca te expongas ante una situación sobre la cual no tienes control –. Integrante del departamento de inteligencia por más de 34 años, su abuelo ciertamente sabía de lo que hablaba y sus palabras siempre las considera “sabias”. –¡Salga o no respondo! – Tomó una tasa y la arrojó en dirección a la puerta del baño para despistar al intruso o simplemente incitarlo. Nada sucedió. Momentos después, un silencio que se tornaba inquietante, apresuró un segundo y más certero ataque.

–Ahora o nunca– pensó. Con un movimiento tosco pero preciso, derribó la puerta y apuntando sin temor aparente, allí estaba.


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martes, octubre 03, 2006

Neoria - La Llegada

El sonido de las hojas de algún árbol cercano que se batían por voluntad del frío viento de la noche, interrumpió su sueño. El reloj marcaba las 3:42 de una madrugada poco usual en el pueblo donde se encontraba no por voluntad propia sino por cosas del destino.

Maria Fernanda Cándiz, citadina de nacimiento, se encontraba en el poblado de Neoria, localizado a 145km al suroeste de la capital. Estudiante de término de periodismo, solo dos días antes había perdido una apuesta con su compañero de tesis razón por la que terminó en este pueblo cerca de nada y lejos de todo.

–**suspiro** Solo a mi se me ocurre –

Su anatomía ciertamente habría sufrido bastante la tarde anterior debido al agitado itinerario que agotó bajo un sol implacable sin dejar de mencionar las miradas de pocos amigos que le ofrecían los habitantes siempre que se disponía a realizar cualquier cuestionamiento. Decidió levantarse de la cama que la recibiera sólo 2 horas antes a tomar un sorbo de agua fresca mientras pensaba en la estúpida forma en a que perdió la apuesta con Daniel.

Mari Fer, como le llaman sus amigos, fue desde siempre una niña muy aplicada. De tez clara, ojos azules como el cielo y una sonrisa que le valió el mérito de “la chica más agradable del campus”, no es la típica joven que se concentra solo en sus estudios y se olvida del mundo que le rodea, sino que sabe sacar tiempo para disfrutar de la vida y siempre tiene tiempo para recordar a uno que otro sabelotodo como son las cosas. A pesar de su temperamento enérgico y algo autoritario, se le reconocía por sus dotes de humildad y solidaridad con sus amigos aunque no se notara a simple vista.

Todavía sentada en la cama, recuerdos de personas que le intrigaban por sus formas de reaccionar durante el recorrido de la tarde anterior, empezaban a apilarse en su cabeza y todos con los mismos deseos de ser analizados. –Todavía no comprendo por qué se comportan de esa manera –

Todos sus pensamientos se esfumaron tan pronto escuchó un ruido poco familiar en la habitación del lado. – ¿Quién anda ahí? – Se tiró de la cama y recogió la mochila que había dejado justo al lado de la cama en busca de lo que suele llamar su protectora. Mientras buscaba, sentía pasos y su corazón latía con más fuerza, lo que dificultaba el hallazgo del objeto que buscaba. Sintió que el pecho se le abría cuando escuchó un estruendo que no dejaba dudas de que alguien habría irrumpido en su habitación.

–¡¿Quién anda ahí?!

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