lunes, septiembre 25, 2006

Me Choca Esa Vaina!

♪♪♪Don’t let them fool you, or even try to school you
We’ve got a mind of our own, so go to hell if what your thinking isn’t right!
♪♪♪

Estaba escuchando al viejo esta mañana cuando llegó a mi atormentada mente, una reflexión que hace par de días me ronda cual buitre al acecho de presa moribunda:

¿Por qué carajos tengo que pagar una multa (RD$!!!) por no llevar el cinturón de seguridad en el vehículo o puesto el casco en una motocicleta?

El bendito vehículo es mío, ya pagué un montón de dinero en impuestos por concepto de compra, los impuestos que debes seguir pagando al estado solo por tenerlo y encima ¿tambien porque no me da la gana de ponerme una mierda, que si bien agradezco que esté ahí, no se me pega la gana hacerlo?

Nota: A quien alegue "mal agradecido, es para salvar tu vida" quiero decirles que desde mi punto de vista, si lo que quiere el estado es garantizar mi seguridad o lo que sea que persiguen con eso de multarme por no usar un cinturón, bien pudieran revocarme el permiso de conducir o hasta el vehículo mismo pero no "cobrarme" por no hacerlo. Gracias, pero no gracias!

PD: Me preparo para el mio.

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martes, septiembre 19, 2006

Según Mi Hermana

“Nuestro país está habitado por Dominicanos, Extranjeros y Haitianos”


Bibs


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lunes, septiembre 11, 2006

Entre Otras Cosas

Caminando por la calle España hace tan solo unos días, me sucedió algo que creo vale la pena relatar para que no sucumba ante las garras del tiempo sin ser “disfrutada” por al menos alguien más que yo.

Sucede que como ya mencioné, estaba de camino por la calle esta, divagando como siempre, y creo que pensaba en formas posibles de resolver el problema que me esperaba en el lugar donde me dirigía y por el cual me vi en la necesidad de transitar por esta vía.

Unos cuantos metros más adelante y caminando en mi dirección, reconozco la figura de un sujeto que, como casi siempre, creo saber quién es pero no me alcanza la memoria para recordar su nombre o su procedencia. Debido a lo relatado anteriormente, trato de no hacer contacto visual con el para evitarme el ya conocido momento embarazoso.

Para sorpresa mía, noto que el está haciendo lo mismo pero de una forma que me resultaba sospechosa pues se notaba, mientras más cerca de mi estaba, nervioso y algo torpe en sus movimientos. Por alguna razón, recordé que lo había visto en el barrio hacía ya unos años y que estaba ciertamente muy cambiado. El nombre todavía no me llegaba.

Cuando estamos a tan solo 4 o 5 metros de distancia, me percato de que emprende una marcha un poco mas agitada y acelerada hacia mi pero, como estaba en “actuación”, paso por alto esta última reacción suya y sigo caminando cual turista. Craso error.

Nunca habría notado que me pasó por el lado de no haber sentido un empujón y el sonido de un clip plástico abriéndose. Resulta que el tipo, mientras emprendía la huída, se llevó consigo mi celular con todo y porta celular. El obvio “shock” y el subsiguiente enojo que se apoderó de mi, pareció ser lo que necesitaba para que lo que parecía estar en lo más recóndito de los recuerdos, emergiera a la luz en uno de los momentos que de verdad lo necesitaba.

Yoyo: «Pipo!» “Fulano!!!! MMG!!!!! Tu no me conoces?!!!!!”

Si. Recordé su nombre y de paso una palabrita descompuesta para causar impacto.

Sujeto: “Hey! ¿Tu ere el hijo del teniente?”
Yoyo: «Capitán» “Si!!!”
Sujeto: “Loco, ecúsame, tu sabe, la vaina ta difícil hay que cuidarse…”
Yoyo: «¿Qué?» “Tu ‘ta relajando, verdá?”
Sujeto: “Y el teniente, como ‘ta?, yo lo vi lojotro día a el…”
Yoyo: “Pero, ¿Tu te ibas a llevar el celular de verdá barbarazo?”
Sujeto: “Anja, ¿y tu que cree? De algo tiene uno que vivir; na¡ loco, hablamo depué y ecúsame tu sabe…”
Yoyo: “’Ta jevi, hablamo.”



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lunes, septiembre 04, 2006

El Coro de Santiago!!!

Por fin blogger me dejó subir las fotos del primer coroblog en Santiago. ¿Qué les cuento? La actividad se dió tal cual lo planeado pues el propósito principal era el de conocernos en persona pues virtualmente somos casi hermanos, para asi indagar un poco más sobre nosotros y eso se logró. Moma, El Padrino, Sassy_G, Wen (sin WenMind, luego sabrán por qué), Henry, Breton², Quetzal entre otros la pasamos rebien ;)

El bar y el ambiente no pudieron estar mejores y nos reimos un "tró". Esperamos que el próximo sea pronto y que los que no pudieron asistir esta vez si puedan; se goza señores, se goza.

He aquí algunas fotos:

Breton² y Sassy

La sister, El Padrino, Yoyito y Sassy

Moma con la cacarita de Yoyito hablando con...

La Sister y Sassy (Buches guillao)

El Padrino, Wen, Henry y el Buches

El Padrino y Buches


Quetzal y Sassy


El Felix, Wen, El Padrino, Sassy, Buches, Henry y La Sister

Por cierto, el Zumo nos lo hizo otra vez!!!

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viernes, septiembre 01, 2006

"¿Qué fue?"

El otro día mientras iba de camino a algún lugar de la ciudad en un viejo concho (vehículo de transporte público) me sucedió algo que despertó mi curiosidad. Siempre me ha llamado la atención el tema de las mujeres versus sus accesorios de vestir y muy particularmente toda la producción que tienen que montar para “embellecerse” antes de salir. La gran mayoría al menos.

No me mal interpreten, lo que pasa es que si bien se ven espectaculares cuando se arreglan, particularmente me gusta la sencillez casi en todo. Pero en este caso, lo que me encorvó las cejas fue una jeva que se sentó a mi lado. Resulta que desde que se montó, comenzó a buscar entre su bolso algo que, juzgando por el tamaño de la “cosa” esa, era lógico que no encontrara.

Mientras buscaba y al mismo tiempo me amenazaba inconsciente con su codo una de mis mejillas, me preguntaba ¿qué tantas cosas puede tener ella ahí dentro que no encuentra lo que busca? Al rato, halló lo que buscaba: un celular Motorola V3 RAZR gris y una tarjeta de llamadas para recargarlo. De la compañía telefónica naranja creo. Para mi, tener un celular de última generación como ese en un plan prepago, es como ver una persona con saco y corbata montada en un motoconcho. Es más, la chatarrita que uso no la considero para prepago tampoco, imagínense.

Pues bien, la amenaza a mi rostro volvió cuando se percató de que no tenía con qué raspar la referida tarjeta para ingresar el crédito de la misma a su servicio. Esta vez la amenaza dejó de serlo para convertirse en una realidad.

Ella: “Hay, perdon!”
Yoyo: «Qué maldita vaina» “No, está bien, no fue nada”.
Ella: “Es que no encuentro... déjame ver...”
Yoyo: «¿Te llamo los bomberos?» “’Ta medio grandecita la cartera eh?”
Ella: “Hahaha, ¿tu crees?”
Yoyo: «¿?»
Ella: “Míralo aquí!!!”

De pronto, todo lo que había pensado con relación a qué podría esa señora tener en ese bolso se quedó tan pero tan distante, que me provocó reír casi de forma iracunda en el instante mismo en que ella sacó aquello.

Ella: “¿Qué fue?”
Yoyo: “No nada, es que recordé algo...”

No sé que me sucedió, pero creo que la vergüenza no me permitió explicarle que la razón por la que reí a carcajadas fue el tornillo que ella sacó de su bolso.

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